El Frío, Un Inevitable Compañero

En época de invierno, el frío es un inevitable compañero con el que convivir durante esta estación. Frío seco, frío húmedo, olas de frío, nieve, heladas… la única manera de combatirlo  es abrigándose bien,  aunque por mucho que te abrigues, hay veces que es imposible escaparse.  

¿Cuáles son los efectos del frío en la salud?

Uno de los efectos del frío  en la salud  es el aumento de las probabilidades de sufrir un infarto de miocardio. Esto se debe a que el organismo contrae los vasos sanguíneos para conservar más el calor (vasoconstricción), aumentando así el riesgo de obstrucción y aumentando también las probabilidades de que esta obstrucción derive en un paro cardíaco.

Este porcentaje se es mayor en aquellas personas que sufren algún tipo de enfermedad  crónico-degenerativa, obesidad, fumadores y en personas que sean mayores de 50 años.

Aumento de enfermedades

Otro de los efectos del frío en la salud es el aumento de enfermedades, que viene dado por la bajada de las defensas del sistema inmunológico. El frío debilita las defensas del sistema inmunológico, con lo que las posibilidades de que un virus nos afecte aumentan de manera considerable, es por eso por lo que durante el invierno tenemos tantos casos de catarro y de gripe.  

Hipotermia

Una de las respuestas más comunes a la pregunta cuáles son los efectos del frío en la salud es la hipotermia. La hipotermia se produce cuando la temperatura del cuerpo es inferior a 35ºC. Los síntomas más tempraneros de la hipotermia es la contracción de manos y pies, los escalofríos, piel de gallina, aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca… Los síntomas más grave están relacionados con la dificultad para moverse, la somnolencia, confusión mental… que finalmente derivan en el fallo de los órganos vitales y posteriormente en la muerte.

Depresión estacional

Existen personas a las cuales el frío les afecta de una manera negativa en su salud mental. Aunque juega un papel esencial, el frío no es más que uno de tantos  factores de la estación de invierno y otoño que tanto incordio producen.

Las escenas típicas de estas dos estaciones como son la lluvia, días más cortos, árboles sin hojas y como no el frío, pueden desembocar en falta de motivación, pérdida de interés y la más preocupante, aislamiento social. Llegados a este punto, incluso el tener que abrigarse tanto para combatir el frío, provocan molestia.

Las probabilidades de que esta enfermedad te ataque, van ligadas al carácter y la actitud de cada persona ante esta situación, con lo que tener una actitud positiva ante estos cambios te ayudará a no sufrir la depresión estacional.

Invierno es la estación idónea para dormir

Aunque parezca que hasta aquí es todo negativo, no siempre los efectos del frío en la salud son negativos, existen ciertas situaciones en las que puede ser  beneficioso para tu organismo. Una de estas ventajas está relacionada con el sueño, ya que el frío que caracteriza al invierno, produce que en los hogares haya la temperatura óptima para dormir correctamente y no resulte tan molesto como en la época de verano.

Otra ventaja la encontramos a la hora de practicar deporte, ya que las temperaturas más bajas favorecen la actividad física, al contrario de lo que ocurre en verano, en donde las temperaturas son demasiado altas para poder desarrollar la actividad física de manera óptima.

Pero no todo es negativo, el frío desinflama

Igual que cuando sufrimos un golpe aplicamos hielo para detener la inflamación, aquellas personas que sufren problemas como piernas cansadas e hinchadas, les vendrá bien el frío, ya que mejorará su circulación de retorno. Esto se hace muy visible en los deportistas profesionales, que suelen meterse en bañeras de hielo después de competir para recuperar sus tendones, músculos y huesos de cara a la próxima sesión física. Esto es conocido como crioterapia.

Estos son algunos de los ejemplos más comunes como el frío afecta a la salud, aunque como hemos comentado, no tienen por qué ser únicamente malos. Lo que sí está claro es que tienes que abrigarte para evitar enfermedades y sobre todo, reducir al mínimo los riesgos de sufrir una hipotermia.  

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