Zacán, de “moradores con un dejo soñador y melancólico, espíritu arrobado por la música y la pintura” (Cruz González, 2010), es parte de la Meseta Purépecha, del municipio de Los Reyes, y se llega a él desde Uruapan por una carretera serpenteante que cruza un frondoso bosque de pinos.
Como otras poblaciones evangelizadas por los franciscanos en el siglo XVI, aquí hay una guatapera, una iglesia de una sola nave y una fe profunda; pero también, comidas, vestidos y músicas que nacieron antes de la conquista espiritual.
En Zacán, en cuyo horizonte se asoma el Volcán Paricutín, hay cuatro barrios (San Nicolás, San Lucas, La Candelaria y La Natividad) cada cual, con un santo patrono, y por ello se rinden más de 18 fiestas anualmente, a veces con rezos y maitines, otras con pirekuas y danzas.
Cultura, fe y tradición
El concurso con sede en San Pedro Zacán es organizado por un comité integrado por estudiantes universitarios, quienes se apoyan en la labor de toda la comunidad y se coordinan con la Secretaría de Cultura de Michoacán –“ésta básicamente lleva la batuta del concurso, junto con nosotros”, señala Roberto Gamboa Ramos– para cumplir con los preparativos del evento.
Además, en respuesta al “nuevo rol que desempeñan hoy las mujeres”, el concurso del 17 y 18 de octubre se anuncia por primera vez con una máscara femenina; la de la “mama” de los viejitos, que es interpretada por varones, pero representa la esencia materna que se concede a la naturaleza.
El concurso de Zacán es, igual que la comunidad que lo arropa, crisol y a la vez espejo de los hábitos, costumbres y creencias de los purépecha, por lo que ha terminado por incluirse entre sus múltiples tradiciones culturales.
“Bailo con una máscara que era del abuelito de mi papá; es el tesoro más preciado de mi familia”
Al comienzo, el Concurso de Zacán fue modesto; sólo acudieron los locales y algunos artistas de Angahuan, cuenta Roberto Gamboa Ramos, presidente del comité organizador y ejecutante de las tres danzas del pueblo:
Los negritos, de reminiscencia africana y dedicada cada 25 de diciembre a un Niño Dios de color; los moros, alusión de la huella musulmana en España, y bailada en honor a San Pedro Apóstol y Los Viejitos, referencia de los invasores y cuya dedicatoria va a otro Niño Dios, éste blanco, y la cual por cierto ahí tiene la peculiaridad bailarse “valseado y con elegancia”.
Éstas y otras danzas cobran vida durante las jornadas del concurso, cuando Zacán rebosa de sonidos, olores, colores y movimiento, y es que además son días de fiesta religiosa, pues se rinde tributo a San Lucas, patrono de uno de sus cuatro barrios y, en general, de los ganaderos.
El día 17 de octubre, en el atrio y en los alrededores del antiguo templo de Zacán la gente hace largas filas llevando en las manos toros diminutos para ser bendecidos. No es una fiesta solemne, con todo y carga religiosa, sino –dicen los entendidos– la fiesta de las fiestas en la Meseta Purépecha.
LOS PREMIOS
El Gobierno del Estado de Michoacán, en la colaboración con la comunidad de Zacán y el Ayuntamiento de Los Reyes, ofrecen cada año un conjunto de premios a los pireris, orquestas, bandas y grupos de danza participantes en el Concurso Artístico del pueblo purépecha.
Este 2016, la Secretaría de Cultura en el estado ha dispuesto una bolsa de más de 270 mil pesos, a fin de reconocer a los primeros tres lugares de cada categoría; así como para entregar Premios Especiales y galardones a los trabajos distinguidos por el rescate y fortalecimiento cultural de los pueblos purépecha.