Tlalpujahua, pueblo de mágicos colores

Tlalpujahua es uno de los ocho Pueblos Mágicos de Michoacán; posee una arquitectura colonial hermosa y única, de cantera rojiza a la que rodea un bosque que parece invencible ante el tiempo. Y, además, es mundialmente conocido por sus talleres de esferas navideñas.

Tlalpujahua fue fundado en la primera mitad del siglo XVI, como una encomienda española, pero desde mucho antes había sido habitado por los mazahua. Su nombre, empero, proviene del nahua y significa algo así como “las tierras esponjadas o fofas” (del Tlalli: tierra y Poxohuac: cosa esponjada o fofa).

 

Durante la Colonia fue conocido como Real de Minas de Tlapujahua, y es que resultó que poseía abundantes depósitos de oro y plata, los cuales fueron explotados durante largo tiempo.

Sin embargo, para principios del siglo XX los metales preciosos ya no fueron tan abundantes y la última de sus grandes minas, la “Dos Estrellas” cerró por un desastre natural en 1937.

Así terminó en Tlalpujahua una tradición de cuatro siglos en la minería, que fue su principal razón productiva. Parecía el fin del pueblo; su gente comenzó a migrar y las calles se fueron quedando vacías.

Sin embargo, una de esas personas que se fue volvió, y lo hizo con un nuevo oficio: el arte de las esferas, que poco a poco fueron replicando las familias del lugar.

La tradición oral señala que los primeros productores de esferas fueron Joaquín Muñoz y María Elena Ruiz, una pareja de migrantes retornados, quienes instalaron un taller por el año de 1965.

 

Dos décadas más tarde, ese taller familiar se había convertido en una fábrica, conocida en todo México y América Latina. Poco faltó para que los conocieran en América del Norte y Europa.

Hoy, muchas familias de Tlalpujahua se dedican a este nuevo oficio; otras más, ofrecen servicios al turismo nacional e internacional que llega al pueblo, en busca de historias de la Mina “Dos Estrellas” (que es Museo, y está abierta al público) y de la magia que guarda el lugar.

 

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