El santuario de las luciérnagas se encuentra ubicado en la comunidad de El Llanito Tlalpujahua, Michoacánen donde se destinaron cerca de 10 hectáreas para la observación y preservación de estos insectos, gracias a que este lugar cuenta con una densa vegetación, espejos de agua, y campos con cultivos de maíz que lo hacen el espacio ideal para estos animalitos.
Debes tener en cuenta que si quieres ver un paisaje espectacular iluminado por las luciérnagas habrá que esperar casi hasta las 10 pm pues es la hora en la que estos insectos salen por la noche en multitudes.
No necesitas pensarlo mucho, durante la mañana y el resto de la tarde podrás visitar los pueblos cercanos a Tlalpujahua y por la noche terminar tu día con una experiencia inolvidable.
Las luciérnagas son unos insectos que han fascinado al ser humano durante miles de años. A pesar de haber muchas especies diferentes de luciérnagas, se pueden reconocer alrededor de todo el mundo por su característico abdomen luminiscente. Clasificadas como invertebrados, son capaces de escenificar una danza en la que sus cuerpos brillan a la vez
Las luciérnagas son un insecto coleóptero, es decir, son en realidad escarabajos y están muy relacionadas con las mariquitas. Hay casi 2 000 especies diferentes de luciérnagas y viven en las zonas templadas alrededor de todo el planeta.
En cuanto a las diferencias físicas entre machos y hembras cabe reseñar que son abismales, motivo por el que no podemos generalizar con su tamaño y su forma.
Por su parte, los machos llegan a desarrollarse completamente, y presentan alas y un cuerpo con una forma más parecida a la del resto de escarabajos. Sin embargo, las hembras nunca llegan a alcanzar un tamaño tan grande: dejan de desarrollarse poco después de dejar de ser una larva.
Estas últimas son más pequeñas, no vuelan, y se confunden fácilmente con cualquier otro insecto que vive en los troncos y en las hojas de los arbustos.
Lo que caracteriza y diferencia a las luciérnagas de otros insectos es el brillo que proyectan en su abdomen. Esto se llama bioluminiscencia, y es común a machos, hembras y a todas las especies de luciérnaga en general.
Estos insectos pueden usar su brillo para varias cosas diferentes. Sobre todo, lo usan como parte del cortejo de apareamiento y para ahuyentar a posibles depredadores. Por tanto, se trata de un mecanismo de defensa parecido al de las ranas u otros animales de colores vivos: le comunican a sus depredadores que no son apetitosos o son venenosos.
Las luciérnagas se alimentan fundamentalmente cuando se encuentran en su fase de larva. La hembra deposita los huevos en una zona oscura y muy húmeda, y los incuba durante tres o cuatro días. De ahí nacen las larvas, que se alimentan de gusanos y caracoles, a los cuales atrapan mediante un líquido que los paraliza para posteriormente digerirlos poco a poco.
Unas semanas después las larvas se convierten en adultos; algunas especies de luciérnagas adultas no se alimentan en absoluto. Resulta que la esperanza de vida de las luciérnagas es tan corta que, mientras son larvas, ya han ingerido la suficiente energía para sobrevivir durante toda su etapa adulta. Otras especies, sin embargo, se pueden alimentar de polen o néctar.
Las luciérganas son unos de los insectos más admirados y conocidos por los humanos. La destrucción de su hábitat está provocando que cada vez podamos encontrar menos ejemplares, a pesar de lo beneficiosas que son para el medio ambiente. Algunos lugares reconocen la importancia que tienen para los ecosistemas estos insectos y han creado santuarios de luciérnagas.