San Juan Parangaricutiro es un pueblo abandonado del Estado de Michoacán, en México, casi completamente desaparecido bajo la lava volcán Paricutín en 1943. Los habitantes, que sobrevivieron al desastre natural, tuvieron que abandonar el área afectada por la erupción realizando un éxodo rural, para así llegar a la ex-hacienda Los Conejos donde reconstruyeron el poblado y conformaron nuevamente el municipio que hoy en día es conocido como Nuevo San Juan Parangaricutiro.
El 12 de mayo de 1944, fue el día en que los pobladores de esta comunidad arribaron a sus nuevas tierras dejando atrás, su ganado, comida, y hogares los cuales fueron consumidos por la lava ardiente del volcán Paricutin, las que afortunadamente no hirieron a ninguna persona, durante esta travesía a través de los bosques los pobladores llevaron consigo a su santo patrono el “Señor de Los Milagros (San Juan Nuevo Michoacán)”, al cual se le construyó el Santuario del Señor de los Milagros (Michoacán) en donde hasta el día de hoy se le puede ver.
En el antiguo poblado de San Juan Parangaricutiro, San Juan Nuevo fue cabecera de poblados como Zacán, Caltzonzín, Paricuti, entre otros. Tras la evacuación el pueblo pasa a formar parte del municipio de Uruapan y no fue hasta 1950 cuando se constituye nuevamente como municipio independiente.
Una imagen sobrecogedora muestra los restos de la torre de la iglesia, y los tejados asomando tímidamente por encima de la lava, ya solidificada y asentada sobre las ruinas de lo que antaño fue el pueblo de San Juan Parangaricutiro.
Jamás olvidaré aquel escalofrío que me recorrió la espalda en el momento en el que, tras una ardua y exhausta subida a pie hasta la cima del volcán Paricutín, pude contemplar con mis propios ojos aquel capricho de la naturaleza. Entre la densa vegetación se podía divisar lo que parecía una torre, pero que no tenía base, pues se encontraba arropada por los restos de lava, como un manto negro, en un terreno tremendamente irregular y pedregoso, que hace algo complicado la accesibilidad al lugar.
Cuando todo aquello tuvo lugar, afortunadamente los habitantes fueron evacuados y reinstalados en una hacienda a 30 kilómetros del lugar, resurgiendo el nuevo San Juan Parangaricutiro. Pero no puedo evitar preguntarme qué sentirán aquellas familias que, desde la distancia, pueden contemplar lo que antaño fue su hogar, y que parece haber sobrevivido únicamente con el fin de permanecer de alguna manera en el recuerdo de sus habitantes y de sus futuras generaciones.
La iglesia de San Juan Parangaricutiro no deja indiferente nadie, siendo un emodestination único y una de las maravillas naturales del mundo. Hasta Google Maps se ha hecho eco de la ubicación de los restos, al igual que hay quien se acoge a lo sobrenatural para explicar este hecho insólito.