Los pueblos mineros son testigos de la bonanza que atrajo la explotación aurífera desde principios de la Colonia, pero ese proceso terminó en distintos momentos del siglo XX
PUEBLOS MÁGICOS MINEROS
En la región oriente de Michoacán, en los linderos con el Estado de México, hay poblaciones con hermosa arquitectura civil y religiosa, rodeadas por paisajes montañosos, bosques de oyameles, pinos y encinos que lo mismo entrañan vestigios arqueológicos, que aguas termales, grutas, presas, santuarios para lepidópteros y, desde hace siglos, minas.
Hablamos de los pueblos mineros de Angangueo y Tlalpujahua; así como de El Oro, que se encuentra en el Estado de México, pero comparte con los primeros una larga historia, relacionada con la explotación de los frutos de la tierra.
Con fin de ofrecer alternativas económicas para el desarrollo de estas localidades, la Secretaría de Turismo en el estado (Sectur), en colaboración con su símil en el estado vecino y los respectivos Municipios, promueven la Ruta de los Pueblos Mágicos Mineros.
La Ruta de los Pueblos Mágicos Mineros representa una estrategia de maximización de recursos turísticos, mediante la cooperación interinstitucional, con el fin de impulsar y promover la oferta cultural, artística, gastronómica y de entretenimiento en beneficio de estas poblaciones.
Este impulso a la región busca poner en valor el patrimonio minero, fortalecer y ampliar los recursos turísticos existentes (hablamos de un territorio que abarca el llamado “País de la Monarca”); así como ofrecer opciones productivas a las comunidades sin que éstas pierdan su memoria histórica y sus bienes culturales.
Y es que estos pueblos guardan un pasado de gran bonanza económica, pero también de desventura, ocasionada por eventos climáticos, e incluso de pobreza extrema, “cada vez que se agotaban los yacimientos o se dislocaba, por diferentes factores, el mercado de metales preciosos” (Uribe Salas, 2005, UMSNH).
Aunque ya en tiempos prehispánicos esta región era conocida por su riqueza subterránea, el primer descubrimiento de minerales de plata con fines de explotación industrial ocurrió en Tlalpujahua, hacia 1558.
La fundación de los Reales de Minas en Tlalpujahua y Otzumatlán atrajo población, materiales para la explotación, alimentos, ganado y, procesos de “colonización indígena” (Guzmán Pérez, UMSNH, 2012) en los primeros siglos y se mantuvo como en el principal motor económico de la región, nfluyendo en los ámbitos social y cultural.
El Oro vivió un proceso similar, pero fue hasta el siglo XVIII cuando prosperó rápidamente debido a la explotación de las minas La Esperanza, El Consuelo, y La Providencia, principalmente a cargo de compañías inglesas y españolas, cuya presencia influenció los estilos arquitectónicos y, en general, las formas de vida comunitaria.
Angangueo inició como enclave minero hasta 1792, pero cuatro décadas después ya tenía 38 minas activas, por lo que creció en espacios y población; aquí se invirtieron capitales españoles, alemanes e ingleses y finalmente franceses y norteamericanos, vía la American Smelting and Refining Company, vigente hasta 1953, cuando cerró tras un accidente que provocó la muerte de 25 personas en la Mina de Dolores.
Volviendo a Tlalpujahua, en 1956 el cierre definitivo de la Mina Dos Estrellas (que ya había colapsado en 1937, causando la muerte de alrededor de 300 personas), obligó a su población a encontrar nuevas formas de subsistir. Y lo ha logrado: justo ahora, se realiza ahí la Feria de la Esfera (01 de octubre al 17 diciembre), que atrae compradores de México y otros países.
Angangueo
Museo Casa Parker; cuenta con un archivo fotográfico sobre la vida minera
Túnel de San Simón; tiene 9.5 metros de profundidad y 100 metros de longitud
Santuario de la Mariposa Monarca
Templo de la Inmaculada Concepción, de aires góticos
Mirador de la Misericordia
Castillos mineros
Hacienda de Jesús Nazareno
Templos de Los Ricos y de Los Pobres
Tlalpujahua
Mina Museo Tecnológico Dos Estrellas, data del siglo XIX y está asentada en la antigua mina
Talleres de esferas de vidrio soplado
Santuario de Nuestra Señora del Carmen, construido en cantera rosa durante el siglo XVII
Presa Brockman (que comparte con El Oro), para actividades de ecoturismo
Ex Convento Franciscano, data del siglo XVII.
Museo Hermanos López Rayón, en torno a la gesta de los héroes insurgentes
Vuelos increíbles
Gracias a su riqueza forestal, geografía y diversidad biológica, la región minera es también afortunada porque recibe, entre los meses de noviembre y marzo, a millones de Mariposas Monarca, las cuales viajan desde el norte continental para sobrevivir al invierno.
Los visitantes pueden acudir a dos de los cinco santuarios incluidos en las 56 mil 259 hectáreas de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca: uno se encuentra en el Cerro El Campanario, en municipio de Ocampo, y el segundo precisamente en Angangueo, en la Sierra Chincua.