Inspirada en la influencia del primer obispo de Michoacán, la Ruta don Vasco es un gran ejemplo del turismo cultural en México, ya que encierra gran diversidad de expresiones tanto materiales como inmateriales.
La Ruta Don Vasco tiene en su interior tesoros naturales y vestigios del pasado remoto; arquitectura civil y religiosa, y espacios públicos donde se han gestado tradiciones religiosas, culturales y populares desde el siglo XVI.
Por ello, algunos de los elementos de la Ruta son reconocidos internacionalmente: la pirekua y la cocina tradicional, los monumentos del Centro Histórico de Morelia, o la Celebración de Noche de Muertos, todos incluidos en el listado del Patrimonio Mundial de la Humanidad –inmaterial o material– de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en inglés, Unesco).
Este trazo comprende 15 municipios y 40 comunidades de la Meseta Purépecha, la Cañada de los Once Pueblos y la zona lacustre del Lago de Pátzcuaro, donde –por cierto– habita el 63% de la población indígena estatal. En todo ello, el paso del humanista español es todavía palpable.
De acuerdo a como fue conformada por las instituciones turísticas en la entidad, la Ruta don Vasco distingue dos circuitos:
- El alma, donde se incluyen Morelia, Capula, Tiripetío, Tupátaro, Cuanajo, Zurumútaro, Ihuatzio, Quiroga, Santa Fe de la Laguna, Erongarícuaro, Janitzio y Zirahuén; así como los Pueblos Mágicos de Cuitzeo, Santa Clara del Cobre, Tzintzuntzan y, Pátzcuaro, que es el centro de la Ruta, ya que lo fue de la utopía que cristalizó el humanista español en la región.
- El segundo, más cercano al turismo de aventura, es “Esencia Purépecha” y recorre la zona boscosa entre Uruapan y Zacán, por lo que comprende cascadas, la vista del Volcán Paricutín y pueblos como Nuevo San Juan Parangaricutiro, Capácuaro, Angahuan, Paracho, Nurío, Cocucho, Ocumicho, Charapan y, Tingambato, donde se conserva una zona con vestigios arqueológicos del año 450 después de Cristo.
En la presente administración se han realizado trabajos de restauración en los edificios más emblemáticos de la Ruta; así como obras de remozamiento del Muelle General de Pátzcuaro y la Calzada de las Yácatas, en Tzintzuntzan, además de mejoras de la imagen urbana.
Huatáperas, capillas y conventos
Buena parte de la labor de evangelización de Vasco de Quiroga se centró en la construcción de edificios y el impulso a organizaciones comunitarias. De ello, quedan en Michoacán las huatáperas, espacios donde se reunían los naturales, anexados a sitios de escuela y hospital, que a menudo se utilizaban como asilos.
En la Ruta puede observarse la huatápera de Uruapan, que data del siglo XVI y fue uno de los primeros hospitales de la América colonial; es conocida por sus pinturas murales; como dato, en ella murió el obispo, en 1565.
Además, en la zona lacustre del Lago de Pátzcuaro, se encuentra Santa Fe de la Laguna, que fuera el primer pueblo hospital de Michoacán (1533), debido probablemente a la importancia que había tenido en tiempos prehispánicos, cuando se llamaba Uyameo.
Por otra parte, son variadas las capillas y conventos, el más antiguo de éstos últimos es el de Santa Ana en Tzintzuntzan, el cual suma a la belleza de su arquitectura el misterio de su jardín de olivos, plantados –según la tradición oral– por el mismo Quiroga. Además, tiene a breve distancia un conjunto de yácatas, que dan cuenta del antiguo Imperio Purépecha.
Otro ex convento por observar es el de Santa María Magdalena en Cuitzeo, un inmueble agustino que todavía guarda frescos antiguos, donde actualmente se ubica el Museo de la Estampa con una importante colección arqueológica de la Cultura Chupícuaro, que se desarrolló a partir del año 650 antes de Cristo en territorios del actual estado de Michoacán.
Con al menos 55 destinos por visitar, la Ruta don Vasco es, en realidad, una ventana a la cultura y la memoria purépecha.
El primer obispo
Aun cuando era laico, el abogado Vasco de Quiroga (1470- 1565) fue nombrado obispo de Michoacán en 1536, para que pacificara el territorio de los aguerridos purépecha, como misión primera.
Durante las casi tres décadas de su obispado, Quiroga ordenó la construcción de iglesias, colegios y alrededor de 200 pueblos-hospitales, donde también impulsó la enseñanza de artes y oficios en toda la Diócesis de Michoacán, que por entonces abarcaba buena parte del Occidente Mexicano.
Lo anterior devino en una nueva organización del trabajo entre los naturales, que persiste hasta nuestros días: De ahí que en Santa Clara se siga forjando cobre, que en Tzintzuntzan sean alfareros y lauderos en Paracho o que sigan haciendo tejidos en Charapan y muebles de Madera en Cuanajo.
Ello, sin olvidar los maques de Uruapan, cúspide de los oficios artesanales, con un pasado precolombino y ritual que ha sobrevivido al paso de los años.
[box color=”yellow” align=”left”]Sitios por visitar
Morelia: Museo Regional Michoacano
Pátzcuaro: Basílica de Nuestra Señora de la Salud
Santa Clara: Museo Nacional del Cobre
Angahuan: Iglesia de Santiago Apóstol
Zacán: Capilla de la Inmaculada Concepción
Cocucho: Iglesia de San Bartolomé Apóstol
Tupátaro: Iglesia de Santiago Apóstol
Pomacuarán: Capilla de San Miguel Arcángel
Tancítaro: Parque Nacional Pico de Tancítaro
Uruapan: Parque Nacional Eduardo Ruiz
Nurío: Capilla de la Inmaculada Concepción
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