Rocío Vega nació en Uruapan, como la menor de doce hijos; le marcaron las mujeres de su infancia, y también su padre, quien fue gallero, pero murió conduciendo un taxi por una mala pasada del azar.
Voz importante en el escenario de la música mexicana, Vega tiene tres hijos, cuatro discos y una película en proceso (La voz de un sueño) que habla sobre ella y donde se interpretan piezas de su esposo. Y tiene una historia de lucha sostenida desde los primeros años por mantenerse en el lugar que más le gusta: el escenario.
Yo tuve un origen muy humilde –repite en esta entrevista que transcurre entre la sala y el comedor de su casa, al lado de una colección internacional de muñecas que ha ido recolectando, mientras recuerda su niñez de árboles, animales, juegos y cantos.
Naranja dulce
A los tres años Rocío Vega cantaba en escenarios imaginarios, frente al público formado por sus hermanos y su padre, que hacía de anunciador pero también “era de voz muy bonita”, presta para la música bravía de México. De esos juegos le quedó el amor por el sonido nacional.
Mujeres
Mi madre trabajaba mucho, dice Vega. Atendía una docena de hijos, cocía ajeno, inyectaba, ayudaba a uno que otro personaje llevado a casa por el padre y, con todo, tenía tiempo “de estudiar con nosotros… creo que a ella le debemos que todos tengamos carrera”.
Y estaban las abuelas, una, la uruapense por parte del padre, jugaba ajedrez; la materna que era de Oaxaca entonaba a Rocío Vega canto con identidad oscuras canciones del Istmo de Tehuantepec y sólo “hablaba cuando se iba la luz o estaba sola… Así acostumbraban, esa era la educación, era mujer”, refiere la cantante.
Coro de iglesia
Repelía “la misa”; es decir la religión, y apenas con ocho años era atea; sin embargo, permaneció en un coro de iglesia llamado Voces del Manantial hasta los once, aguantando la homilía dominical “porque seguro cantábamos ahí, con tal de ir a cantar” y esto, recuerda, valía el esfuerzo. Ahora tiene una Guadalupana a la entrada de su casa.
Motivos
“Siempre le he cantado a Michoacán, a México, a Uruapan –explica Rocío Vega– por varias razones y una es porque creo que debo proponer, aportar a mi pueblo; no canto sólo porque tengo voz y me gusta, mi compromiso va más allá, creo que es lo mejor que sé hacer y como amo mis tradiciones y las culturas que tienen raíz, creo que la gente debe reforzarlas porque nos hacen personas con una identidad”.
La Voz de un sueño
Inspirada en la vida de Rocío Vega, se filmó en Morelia, Santa Clara del Cobre y otras locaciones del estado La Voz de un Sueño, película dirigida por Analeine Cal Y Mayor. En el filme participan actores de primer orden como Patricia Reyes Spíndola, Salvador Sánchez, Mario Zaragoza, Adriana Paz, Iazua Larios y la cantante de Playa Limbo, María León, que hace su debut en cine.
Esta película persigue otro objetivo más allá del séptimo arte: mostrar el Michoacán lleno de vida, historia y tradición, expresó el productor Nacho Casares al dar a conocer el inicio del rodaje.