Michoacán es bosque; buena parte del territorio tiene una cubierta forestal que, si bien ha disminuido durante las últimas décadas, pervive en beneficio de nuestra biodiversidad –no por nada somos el 5° lugar nacional en la materia– y de nuestra calidad de vida.
Todavía hoy, el 72 por ciento de nuestro suelo tiene vocación forestal (Cofom, 2018) pero enfrentamos un gran reto: revertir la tasa de deforestación, derivada del cambio ilegal de uso de suelo, la tala clandestina, los incendios y otras causas, como el Cambio Climático, que la ha acelerado.
Hoy es necesario cuidar más a nuestros bosques, pues de ellos depende nuestra disponibilidad de agua. Y el hecho, es que se ha registrado ya “un cambio en la lluvia”:
Por ejemplo, en la Meseta Purépecha hay una ausencia de humedad residual para la agricultura, “y esto es porque ya no llueve, y la gente que está percibiendo el cambio es la más vulnerable”, alertó Erick de la Barrera, miembro del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad (IIES) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El calentamiento global también afecta a nuestros bosques y los ha estado poniendo “en altos niveles de estrés” que los hace más vulnerables a las plagas, a un menor crecimiento, e incluso, a la esterilidad, de acuerdo con el doctor Cuauhtémoc Sáenz Romero, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Cuidar y cultivar los bosques es una responsabilidad de todos: de los productores agrícolas, que los empresarios forestales, de las autoridades y también de las y los ciudadanos, que podemos evitar los incendios forestales con un poco de cuidado.
En los últimos 20 años Michoacán no ha perdido e 1.3 millones de hectáreas forestales, luchemos para que no se pierdan más.