La Noche de Muertos es una de las celebraciones más importantes y representativas del pueblo Purépecha.
La zona lacustre de Pátzcuaro, cada uno de los municipios y comunidades, dan la bienvenida a sus fieles difuntos de forma única, mística y especial.
Adentrarse en esta fiesta a la muerte, es reencontrarse con nuestros antepasados, quienes guiados por la luz de las velas, el olor a cempasúchil y el amor de los suyos, regresan a este plano a pasar una sola noche.
Tzurumútaro
La comunidad de Tzurumútaro, perteneciente al municipio de Pátzcuaro, es la puerta de entrada a la tradición ancestral. Velar a los muertos en el cementerio, adornar las tumbas y esperar pacientes a que el difunto regrese, son tres de las características de esta comunidad.
Desde temprana hora, las familias enteras se dan cita en el panteón para preparar la bienvenida.
Cuanajo
Llegar a Cuanajo en Noche de Muertos, es conocer la milenaria forma de traer a los difuntos. La tradición dicta que, cada 1 y 2 de noviembre, las familias adornan las casas de quienes, en el último año, partieron del plano terrenal.
Flores, fruta, comida típica, bebidas y la luz de las velas, son parte de la ofrenda, la cual será llevada al más allá, con un Caballo Enrosado. Esta pieza de madera es adornada también con frutas, flores, velas, y llevada al hogar del familiar o amigo que haya partido, para facilitarle el regreso a su lugar de descanso.
Arocutín
Perteneciente al municipio de Erongarícuaro, la comunidad de Arocutín continúa preservando la tradición milenaria. Es considerada la más vieja de todas, y aquí familiares y amigos, se dan cita en el atrio del templo para adornar las tumbas de sus difuntos, y esperar pacientes el reencuentro.