Las lenguas maternas son “sistemas únicos de conocimiento y comprensión del mundo” (Unesco, 2019) cuya pervivencia es fundamental, en función de los derechos y libertades de los pueblos indígenas; pero también, porque son un elemento esencial de la diversidad cultural y lingüística de un territorio. Y Michoacán tiene la fortuna de contar con al menos cuatro de ellas.
En este momento se estima que las y los hablantes de lenguas maternas representan el 3.47% de la población total en nuestra entidad; algo así como 140 mil 820 personas mayores de tres años, según datos de la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Por cierto, al menos 51.8% son mujeres.
Las lenguas que han perdurado desde el periodo precolombino hasta nuestros días en el estado, y que se escuchan más actualmente, son el purépecha, con 117 mil 221 hablantes; el náhuatl, con 9 mil 170; el mazahua-otomí, con 5 mil 431; y, las lenguas mixtecas, que hablan mil 160 personas.
Pareciera que hablamos de poblaciones mínimas, pero lo cierto es que las lenguas maternas se han recuperado desde 1990 en nuestra entidad, cuando las hablaban 105 mil 600 habitantes mayores de tres años (Inegi, 1990); es decir, 25.01% menos de las personas que las hablan hoy, lo cual celebramos.
Si hiciéramos un mapa, encontraríamos que lenguas como el purépecha están vivas en las subregiones: Meseta Purépecha, Zona Lacustre, La Ciénega (que abarca además una parte de la Cuenca de Cuitzeo), y la Cañada de los Once Pueblos.
En la Costa-Sierra de Michoacán el náhuatl es el lenguaje originario predominante mientras que, en el Oriente, se escucha éste anterior, a veces el purépecha y sobre todo el mazahua, que en algunos lugares suele estar relacionado con el otomí (ambos pertenecen a la familia lingüística otomangue).
Así, y en reconocimiento de la belleza, complejidad e importancia de las lenguas maternas en Michoacán, la misma Comisión ha dado a conocer que existen –entre otros muchos– planes para la creación de un centro estatal de Lenguas Indígenas; así como para impulsar la investigación y diseño de métodos para el desarrollo de la lecto-escritura para el rescate y fortalecimiento de las mismas, lo cual fortalecerá el trabajo que se ha hecho antes para su recuperación desde la academia, pero sobre todo desde las comunidades.
Este 21 de febrero Michoacán se suma a la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna, que por cierto no sólo se circunscribe a la fecha, sino que se ampliará durante todo el 2019, Año Internacional de las Lenguas Indígenas, según Declaración de la Organización de las Naciones Unidas, en función de que,
“Las lenguas desempeñan un papel crucial en la vida cotidiana de las personas (…) pero a pesar de su inmenso valor, siguen desapareciendo a un ritmo alarmante”, una cada dos semanas en promedio, de acuerdo con la Organización.
En Michoacán las lenguas maternas están vivas; se escuchan en nuestras canciones, en el lenguaje cotidiano, en los nombres de nuestros pueblos y ciudades, e incluso entre los objetos que utilizamos nombrándolos como lo hicieron nuestros ancestros, siglos antes.