Hay muchas cosas por transmitirle a la sociedad y lo podemos hacer a través de la moda, que la gente puede andar en la calle con cosas michoacanas y que lo vean en otros estados y sepan de donde viene”, dice Diana Altamirano diseñadora de moda que ha integrado la cultura de Michoacán dentro de sus creaciones.
En sus cinco años de iniciar su carrera como modista se ha dado cuenta que, “necesitamos llevar nuestras marcas a otros países en conjunto, en Michoacán estamos haciendo un buen trabajo, pero todavía nos falta”.
Antes los diseñadores michoacanos solo se dedicaban a cierto tipo de moda, pero ahora estamos sonando más. Poco a poco vamos haciendo ruido de que en Michoacán también hay moda y de la buena, que se puede distribuir a nivel nacional y en otras partes del mundo”, destaca.
En lo personal, “me gusta resaltar las cosas bonitas de nuestro estado, y demostrar que no tienes que hacerlas folklóricas para que sean distintivas.
Desde que inició su marca, “estoy comprometida con mi estado. Siempre he dicho que Diana Altamirano no soy yo: es todo el equipo y toda la gente que cree en mi proyecto, hay muchas familias que dependen de esto y me encantaría que la gente vea eso”, expone.
Y respecto al trabajo “consumir marcas michoacanas es ayudar a crear más empleos”, explica la diseñadora de moda.
Hablamos de un proyecto con identidad, y cierto apego a los procesos artesanales que también nos refieren como entidad. “Aquí hacemos las prendas desde cero, y la mano de obra es completamente michoacana. Somos mujeres que queremos hacer un cambio en nuestro entorno, y estamos a la altura de cualquier tienda a nivel internacional”, señala.
“Desde los colores, textiles, la naturaleza, desde el principio siempre he utilizado paisajes michoacanos en mis prendas”.
E invita a la gente a consumir lo michoacano, “no porque esté hecho en Michoacán y ya, sino porque está bien hecho y está a la altura de cualquier otra marca”.
“La gente necesita acercarse a las marcas locales, en otros lados ya nos están volteando a ver, y que mejor que ser “profeta en tu tierra”, dice Altamirano.