Antonio Cornelio Rendón nació en el Pueblo Mágico de Tzintzuntzan y desde pequeño comenzó a trabajar la fibra vegetal, elaborando piezas de panikua (vara del trigo) según el oficio que aprendió de su abuelo y de su padre en casa. Además, aprendió junto con su madre otros quehaceres productivos, como el comercio, la agricultura y la pesca.
Cuando tenía 15 años Antonio empezó a realizar adornos decorativos para fechas especiales como la navidad, o Semana Santa, que es especialmente fervorosa en su localidad; se inclinó por crear estrellas tejidas, coronas, nacimientos, Cristos, bastones y figuras aplanadas.
Su talento, creatividad y destreza lo llevaron a incursionar, años después, en técnicas más laboriosas manipulando el popotillo (también llamado panikua) para confeccionar piezas de mayor complejidad.
Así, se especializó en hacer estrellas, gracias a las cuales ha obtenido reconocimientos en concursos artesanales estatales, nacionales e incluso internacionales, ya que sus creaciones son también conocidas en países europeos, luego de que en 2012 elaborara varias piezas para adornar el árbol de navidad del Vaticano, en Roma, Italia.
Apasionado por su trabajo, Antonio Cornelio crea en su mente las figuras de estrellas, así como las proporciones y tamaños, y tal como las va imaginando las teje, pero también se muestra abierto a las peticiones de sus clientes.
Actualmente, es uno de los artesanos beneficiados por la Secretaría de Turismo Federal, por el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías y el Instituto del Artesano Michoacano (IAM), en coordinación con el Ayuntamiento de Tzintzuntzan, a través del programa para la “Adecuación de talleres en espacios turísticos”.
Gracias a lo anterior, el artífice pudo remodelar su taller para que sea visitado por los turistas nacionales y extranjeros que acuden a Tzintzuntzan. El espacio, por cierto, se llama: “Artesanías de Panikua”, y está abierto los 365 días del año, en la calle Tariacuri s/n.