Cultivos orgánicos sustentabilidad para el campo

Debido a la demanda creciente por productos orgánicos en el mercado agroalimentario de México y otros países, los cultivos de este tipo han comenzado a proliferar en el campo michoacano.

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario (Sedrua) de Michoacán, actualmente, de las más de 145 mil hectáreas registradas para la exportación de productos agrícolas, hay unas 7 mil que están produciendo cultivos orgánicos en el estado.

Dicha producción se compone principalmente de aguacate, que en sí mismo representa alrededor de 5 mil de esas hectáreas, generando cerca de 2 millones de jornales diarios y poco más de 60 mil empleos directos.

Vale añadir que, en general, el 90% del aguacate michoacano cumple con lo que la Sedrua denomina Buenas Prácticas Agrícolas; esto es, que no se han utilizado fertilizantes y pesticidas prohibidos en su cultivo, entre otros requerimientos, por lo cual ese producto ha penetrado en mercados tan exigente como el de China y Japón.

Además, los productores estatales están cultivando berries, fresas, zarzamoras y café; más de la mitad de sus productos cuenta con la “certificación orgánica” y su destino es, a menudo, el mercado europeo y estadounidense.

“De hecho, Europa tiene ahora cierto desabasto porque no encuentran suficiente producción orgánica” en este momento, explica Karla Basurto Serrano, directora de Oferta Comercial de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco).

El “porcentaje de las hectáreas orgánicas es todavía mínimo, ya que esta certificación requiere un proceso de al menos tres años de no usar productos químicos” en los campos de cultivo, expone la funcionaria; sin embargo, estamos ante una actividad en crecimiento.

Los productos orgánicos “pueden venderse hasta en siete veces más que los convencionales” y abordan mercados más diversos, señala Basurto. De ahí que tanto Sedrua como la Sedeco estén buscando fortalecer esta tendencia.

Los beneficios de los cultivos orgánicos, son que sus productos duran más, los árboles o plantas enferman menos y no sobreexplotan el suelo; la desventaja, es que “no es un proceso que se logre de la noche a la mañana”, indica la directora de Sedeco.

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