Belleza Capital

Uno de los elementos arquitectónicos más representativos de la ciudad de Morelia es, sin duda, el Acueducto, ubicado al oriente del Centro Histórico de la capital michoacana. Esta pieza arquitectónica data de finales del siglo XVIII y destaca por su calidad constructiva, diseño y apreciación estética y artística.

El Acueducto de Morelia es el que se mantiene en mejor estado de conservación y el que tiene la mayor estructura original de los que quedan en México. Fue un elemento de mucha importancia para que el Centro Histórico de Morelia fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991.

El Acueducto estuvo en funcionamiento hasta 1910. Tiene una longitud cerca de 1700 metros y cuenta con 253 arcos que alcanzan una altura de casi 8 metros en su parte más elevada. En 1997 fue sometido a una restauración integral, y posteriormente se le colocó iluminación escénica. Actualmente el Acueducto es un importante atractivo turístico de la ciudad y se ha convertido en un icono arquitectónico de Morelia.

Como dato curioso, el Acueducto de Morelia está presente al reverso de los actuales billetes de 50 pesos del Banco de México.

Antes de que se cimentara la actual estructura del Acueducto, existieron otras tres edificaciones que por la debilidad de los materiales que los constituían tuvieron que ser reparados en diferentes ocasiones hasta llegar a la actual obra construida con cantera, la cual concuerda con el resto de edificios del Centro Histórico de la ciudad.

El primer acueducto de la ciudad se construyó en1549 con una estructura de madera, tejamanil y troncos tallados como “canoas” que conducían el agua. Después, a finales del siglo XVI, se sustituyó su estructura por una elaborada con cal y piedra que duró hasta principios del siglo XVIII, cuando comenzó a sustituirse por cantera por orden del decimosexto obispo de Michoacán, Manuel de Escalante Colombres y Mendoza.

En el año de 1784 se derrumbó una parte del entonces Acueducto y la ciudad quedó sin suministro de agua potable. El vigésimo quinto obispo de Michoacán, Fray Antonio de San Miguel, fue el que inició en, 1785, la construcción del actual acueducto resolviendo así la falta de agua en la ciudad y generando empleo.

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